domingo, 20 de março de 2011

Cuento o novela

Yo podría escribir un cuento o una novela sobre el amor, pero este no tendría fin, seria rodeado de todavías, peros y sin embargos. El enredo seria opaco. No habría una bella e imaginaria fotografía. El clímax estaría siempre cercano, sin nunca llegar. En esta historia no habría personajes y el narrador siquiera omnisciente seria.

Sus párrafos serian completamente inconexos, sin guardar cualquier relación entre sí. Además el texto seria escrito en tres idiomas: ruso, alemán y chino. Una palabra de cada uno en la secuencia. No habría errores de gramática o sintaxis, los errores semánticos sí que estarían presentes. Y sin licencia poética.

No se sabría donde la historia empieza. El tiempo seria indefinido, no habría noche o día. El espacio seria donde, apenas esto, no tendría mucha importancia. No habría leyes físicas, como la gravedad o el movimiento rectilíneo uniforme. Los cinco sentidos humanos serian inútiles. El texto sería absolutamente ininteligible.

La lectura sería pesada y exigiría la máxima atención del lector. El cuento tendría unas 100 páginas. La novela más o menos unas 1000, sólo en el primer volumen. Sería escrito en papel marrón con bolígrafo rojo. También no habría numeración de páginas. Ni mucho menos título. Todo este lío no sería apto a tener un título que le justificara.

No se encontrarían influencias de Clarice, Drummond, Vinícius, o mismo de João Cabral de Melo Neto. Mi intervención lingüística no vendría de un todo armónico. Allí no cabría ningún análisis estilístico. No habría portada, prefacio, índice o agradecimiento. Sólo insisto en una breve y simples dedicatoria:

“A la mujer que me ha desavenido y inspirado mi catarse.”

Como quién no quiere la cosa, yo lo publicaría aquí en mi ciudad. Colgaría página por página de la primera edición en los muros de la escuela básica dónde aprendí a leer y escribir. Todo eso para contribuir para la alfabetización de los pequeños. Así, ellos ya aprenderían temprano, que, sea cuento o novela, con estas cosas mejor no meterse.

(Tradução de Raquel Pedrão - Madrid, 2010)