quarta-feira, 17 de novembro de 2010

El mínimo impulso eléctrico supra ventricular.

El tiempo paró. El mundo paró. La luna sumió. El sol se murió. La lluvia secó. El hielo quemó. La vida sumió. El norte se perdió. La marea nunca más llenó. El verbo dejó de ser conjugado. Los versos ya no se los cantaba. Mismo el silencio no se oía más. Todas las flores se marchitaron y con ellas se fueron los colores. Los animales huyeran y con ellos se fue el amor. Y así se pasaran cien mil años y cien mil historias que ya daban igual. Era como un segundo, era como una pausa. Una pausa sin vuelta. Y así la tierra paró.

(...)

Hasta que dentro de un corazón débil, que tanto latía y que en aquél día también paró, un mínimo impulso eléctrico recorrió sus medios-hilos y se esparció supra ventricularmente..... hasta que.... hasta que... hasta que.. hasta que, hasta que vuelve a latir. Y ahora late fuerte. El corazón. El corazón del mundo. El mundo. Que es yo. Que es tú. Que somos todos.

(...)

Y fue así... que tiempo y viento siguieron sus caminos, que sol y luna se eclipsaron, que lluvia y hielo se mezclaron, que el norte y la vida se encontraron, que verbos y versos se declinaron, que flores, colores, animales y amores se abrazaron. El silencio era solamente una pausa. Un segundo en cien mil horas.

E fue así que salvaron el mundo. Y por fin todo se arregló.

No eran necesarios super poderes ni tampoco guarismos metafísicos complejos, pero solamente un simples y mínimo impulso eléctrico.

(tradução de Raquel Pedrão - Madri, 2010)
raquelviveenmadrid.blogspot.com